Karim Zidan disfrutando el sabor del agua de coco.
Por:Víctor Manuel Jiménez Mora
Tomar un coco, escuchar las olas del mar, respirar ese hálito de vida que Dios nos da como lo hacía el entusiasta uruguayo y turista Karim Zidan; ver los colores de los tulipanes silvestres, contemporizar con la carcajada única de mi gente; ver la sonrisa de los niños, caminar por la arena de la bahía lo representa todo. Sin embargo, en este mar de contrariedades, necesito en lo personal, de más libertad para caminarla sin restricciones por las noches con la mujer que amo, porque no concibo mi vida sin este elemento y derecho básico desde mi nacimiento.
Reitero, mi familia es usted. Hagamos mucho por Acapulco, seamos corteses, sinceros y compasivos, así como caritativos, promotores de paz y llegar a ser el ejemplo nuevamente ante esta república Mexicana, y que por muchos años se nos catalogó como los habitantes de "El Lugar de los Sueños de los Niños ", por lo menos, en el país de Brasil y Uruguay nos tenían bien ponderados... ¿qué pasó, nos perdimos? No lo creo. Sin embargo, hay un nicho de revirar la mirada a ese cambio decidido que Acapulco aguarda.
Yo soy afortunado de vivir en el puerto de Acapulco, mismo que está formado por una bahía de 2 mil 413 metros de seno y que mide 4 mil 827 metros de este a oeste. Se halla rodeado de altas montañas que por el norte y este se eleva de seiscientos a novecientos metros, y las del oeste, de cien a ciento cincuenta.
Tengo que aceptar, que también hay oscuridad en casi todos los rubros, pero no tema. Aunque ha habido noches tenebrosas en la vida del estado y, que algunas veces se ha perdido casi toda esperanza de la mágica existencia, le aseguro que habrá pronto relámpagos de luz, que el peor de los casos, alcanzará a iluminar al Infierno que ha ido galopante y ha intentado encumbrarse, sin embargo, en medio de grandes tristezas, reinará la certidumbre que generaremos a través de elementos que requerimos como se lo refiero en el octavo párrafo.
En este mensaje a usted, debemos reencontrarnos para hallar esos domingos junto al mar en el presente junto con la familia, y regresar de repente al pasado de mis recuerdos para estar con los seres queridos que hemos perdido, porque a intervalos, lo acepto, cierro mis ojos, quedando por un largo momento, viviendo las gratas vivencias que, a la vez, aumentan mis fuerzas para seguir queriendo todo lo que toco, porque quiero seguir amando a la hermosa vida.