Por siempre Teddy Stauffer es el “Mister Acapulco”.
De origen suizo, pero acapulqueño por amor y convicción, gozó de fama y prestigio internacional, siendo sus amigos connotadas “estrellas” de Hollywood, jeques árabes, miembros de la monarquía europea y miembros de la aristocracia de todo el orbe, además de formar parte de la nueva generación de amantes de la “Dolce Vita”: el jet set, que de Acapulco hicieron un parador obligado durante el último tercio del siglo anterior.
Amigo de Rita Hayworth, Frank Sinatra, Ava Gardner, Miguel Alemán Valdés, Dolores del Río, Merle Oberon, Silvia Pinal, Emilio Azcárraga Milmo, gobernantes y políticos, no abandonó Acapulco pese a tener oportunidades en Estados Unidos y Europa.
De carácter amable, siempre sonriente, accesible, ameno y un bagaje de experiencias que a todos sorprendían, Teddy Stauffer, fue nombrado “Mister Acapulco”, por unanimidad, por los porteños, título que ostentó, con gallardía, pero humildad, hasta el día de su sentido fallecimiento.
Este suizo, que fue rechazado por el gobierno de los Estados Unidos cuando solicitó asilo con motivo de la Segunda Guerra Mundial, fue aceptado por México. En cuanto conoció Acapulco decidió quedarse a vivir en él, considerándolo como un paraíso nunca antes había visto a lo largo de sus viajes, pues fue director de una orquesta cuando vivió en Europa.
Quien naciera el 2 de mayo de 1909, en un poblado de las nevadas montañas suizas, murió en una plácida calidez ambiental y humana, el 27 de agosto de 1991 y desde entonces es bien recordado.
Hizo escuela: Armando Sotres, Miguel Torres y Oscar Bustos como anfitriones de la vida nocturna acapulqueña.
También fue restaurantero y entabló relaciones públicas en hoteles como “El Mirador”, “Plaza Internacional” (ahora “Gran Hotel”) y “Villa Vera” respectivamente, donde siempre él era visto con sombrero, que cubría su blanca cabellera y su rostro requemado por el sol.
Entre sus grandes amores destacada la actriz de Hollywood, Heddy Lamarr, quien le permitió acercarse al mundo de la farándula internacional, con lo que consolidó su prestigio como anfitrión de Acapulco.
Fue tanto lo que hizo por el puerto, que nadie ha podido ocupar el lugar que dejó vacante hace más de 30 años.