X
El Muelle de Acapulco: Un Testigo Histórico del Comercio Transpacífico
28 de septiembre de 2023
El puerto de Acapulco, situado en la costa mexicana, ha sido durante siglos un lugar donde la historia, el comercio y la defensa marítima se han entrelazado en una narrativa fascinante. Desde sus inicios, Acapulco ocupó el puesto de segundo puerto más importante del Virreinato mexicano y desempeñó un papel fundamental en el comercio con el distante archipiélago de Filipinas.

El Muelle de Acapulco, construido en 1555, fue diseñado para recibir a los majestuosos galeones que llegaban cargados de tesoros de Asia. En 1573, este puerto fue oficialmente reconocido como el destino final del Galeón de Manila, que estableció una conexión esencial entre Europa, Nueva España (México) y Asia, convirtiendo a Acapulco en un nodo crucial de comunicaciones globales.

No obstante, con el incremento del tráfico de embarcaciones, surgió un temor creciente a incursiones piratas. En ese contexto, el virrey de Nueva España, Marqués de Guadalcázar, ordenó la construcción de un fuerte en 1616. Aunque el ingeniero Adrián Boot diseñó un proyecto con cinco torres unidas en forma pentagonal, la construcción comenzó en 1617.

Esta estructura, cuyo costo ascendió a cien mil pesos de la época, tenía un objetivo claro: resguardar el puerto de posibles ataques. A pesar de su diseño inicial irregular, cumplió su función al permitir la vigilancia constante del horizonte marino.

En 1776, un terremoto dañó significativamente el fuerte, pero se llevó a cabo un rediseño y reparación que finalizaron en 1783. El temor a incursiones enemigas motivó al virrey a imponer un impuesto especial del 2% sobre las mercancías durante seis años para financiar la obra.

Con la fortificación concluida, Acapulco se convirtió en uno de los puertos más seguros y significativos de su tiempo. Facilitó el comercio entre México y Filipinas, donde los barcos filipinos transportaban mercancías altamente demandadas en América.

Este floreciente comercio continuó hasta que una real orden de Cádiz suprimió la Nao de Acapulco en 1815. A partir de entonces, Acapulco mantuvo su importancia como puerto, aunque la ruta comercial con Filipinas nunca se reanudó.

Hoy en día, el Muelle de Acapulco y la fortaleza del Fuerte de San Diego permanecen como testigos silenciosos de una época en la que el comercio transpacífico dejó una huella indeleble en la historia de este icónico puerto mexicano.
También te puede interesar...